sábado, 27 de octubre de 2012

La noche antes del viaje



Carlos Marzal es uno de los representantes de la Poesía de la experiencia. Un movimiento poético que ha sido capaz de actualizar y acercar la poesía a todo tipo de público, escribiendo sobre lo cotidiano sin artificio, de los sentimientos sin afectación. Por sus temas, por su manera de expresarse y por la misma actitud de los poetas, personas “normales” muy cercanas y accesibles logran  acercar la poesía a la calle.

Este movimiento partió de otro  que surgió en Granada, en esa ciudad y en aquellos años llenos de intensidad y de poesía estaba yo entonces estudiando en su universidad y tuve la suerte de conocer y de tratar a tres jóvenes poetas :Alvaro Salvador, Luis Gracía Montero  y Javier Egea que, con la ternura como forma de rebeldía,  lanzaron un manifiesto en 1983 que fue  el punto de partida oficial de este nuevo concepto de poesía. Aquel movimiento poético fue llamado “La otra sentimentalidad" (la nueva sentimentalidad) 

http://es.wikipedia.org/wiki/La_otra_sentimentalidad

 La obra de Carlos Marzal se ha incluido en las más importantes antologías poéticas y ha sido galardonada, entre otros, con el  Premio de la Crítica 2002, el Premio Nacional de Poesía 2002, por «Metales Pesados» y en el 2003, fue Premio Loewe por «Fuera de mí». 


“Cuando se viaja las ideas sobre el viaje pesan más que la maleta”


La Noche antes del viaje

Deseo lo que habrá de venir, pero aún deseo más
que lo que haya de ser sea un recuerdo,
otro nuevo episodio que permita, en un breve futuro,
distintas noches previas al día de partida,
puesto que en esas horas el vivir se descubre
con una fuerza extraña que el viaje no conoce,
y que el deseo nunca podría contener.

La vida antes del viaje no parece vida,
sino un ofrecimiento
imposible de ser ya defraudado.
Nuestras fieles rutinas no conciernen
a quien se marchará, y el día de mañana, inabarcable,
excita los sentidos, aviva la esperanza
y nos impide el sueño. El tiempo cotidiano,
aunque nos pertenezca, en el recuerdo es torpe,
y ese distinto tiempo que se aguarda
tiene un lugar para creer posible
que otra será la vida que suceda.
Más próxima a la idea que tenemos
La noche antes del viaje.

Todavía unas horas demoran la partida
y ya quiero volver para esperar de nuevo.

Carlos Marzal (Valencia, 1961)
Del libro La vida de frontera


lunes, 22 de octubre de 2012

Héroes anónimos


Hay personas que son capaces de cambiarte la vida, la manera de ver la vida, cambiar pensamientos y formas de actuar. Son capaces con su ejemplo, de modelar tu hasta entonces manera de ser, haciendo de ti un poco más “persona”. Te aportan sobre todo, el ponerte en contacto con lo mejor del ser humano, te enseñan ese lado a veces relegado, de nuestra personalidad multifacética donde está lo mejor de cada uno.
A menudo tiendo -como la luna- a mostrar el lado más oscuro de mi carácter, el más áspero, dejando en penumbra la parte con la que me siento mejor, la más dulce, la más serena.
Hay personas que su actitud es un ejemplo y su ejemplo sirve para hacerte reflexionar, para crecer, para replantearte la vida y tu modo de asumirla, tan superficial, tan a la ligera. Y te incitan a repasar las prioridades y darles un nuevo orden sin hacer falta gestas mundialmente conocidas, ni gestos públicamente reconocidos.
Personas de a pié que ante los reveses del destino son capaces de dar una lección de fortaleza y demostrar cómo enfrentarlos, discretamente, con naturalidad, sin aspavientos, sin protagonismos, dejando a un lado su propio dolor para pensar en el de sus próximos, en las necesidades de quienes quieren. Y soportan silenciosos sus miedos y guardan su angustia en secreto para no preocupar aun más a los demás.
A veces las circunstancias adversas son en primera persona, otras suceden en el ser más allegado, y de cualquier manera sufren en la intimidad y sonríen en público aunque hayan de vivir cada día una dolorosa e irrevocable cuenta atrás, pero siguen proyectándose en el futuro y hacen que cada día sea como un milagro.
Hay personas que bajo su armadura, es fácil advertir un corazón inmenso pero a veces somos incapaces de “acercarnos” a esos guerreros formidables, no sabemos… o no nos creemos dignos de perturbar su reserva, su hermetismo, o acompañar abiertamente su dolor.
Da lo mismo la distancia, aunque los tengas muy cerca, aunque lleven tu sangre. Los admiramos desde lejos y en silencio sin saber si les podríamos servir de algo en su magistral trayectoria, o acaso nos sentimos demasiado corrientes con poco o nada que ofrecer.
A veces he querido acercarme a esos seres especiales que se cruzan en mi vida o que están en ella hablarles directamente al corazón y decirles “aquí me tienes, cuando me necesites”.
Pero nunca sé si un hombro sería bienvenido, o la propuesta de una escucha activa y silenciosa, acallando todos los diálogos interiores para convertirme en caja de resonancia eficaz. Aun no sé ni encuentro la manera de manifestarles la profunda admiración que me producen.
Y es porque tengo miedo a desmoronarme, a que se me transparente la convicción de que no me siento capaz de ayudar, que me siento minúscula ante su proeza en su contienda con la vida.
Impotente y empequeñecida trato de aprender del heroísmo de esas personas y de sus historias pero la lección más importante es que hasta entonces nunca llegas a creerte del todo lo verdaderamente frágil que es la vida.

martes, 16 de octubre de 2012

Ítaca, la importancia del camino.


En este rincón que he querido reservar para reflexionar con quien quiera acompañarme, sobre el viaje que es nuestra vida y quienes nos acompañan, no podía faltar el más conocido e indispensable poema que como pocos recoge la visión de la vida como un viaje: Ítaca de Kostantino kavafis(1911).
Conseguir los sueños es la meta que no debe perdérsenos de vista, pero si cabe -y pocas veces nos damos cuenta-, es el propio camino, el mismo viaje que emprendemos hacia ellos  lo que enriquece nuestra vida y la convierte en una aventura.
Cada cual tenemos nuestras Ítacas personales, y lo emocionante del poema, como de todo buen poema, es que te permite  reconocerte en él, como esas canciones que a veces parecen contar lo que te pasa. Y es que cada uno podemos darle el matiz que deseemos.
A estas alturas sigo persiguiendo sueños aún no cumplidos y otros nuevos.
Tras haber conseguido algunos de mis propósitos y haber fracasado en otros sigo mi rumbo, lastrada siempre por mis particulares Cíclopes y voraces Lestrigones también he sentido la amenaza inminente de naufragio y en el mar embravecido he visto alzarse la mano de Poseidón.
Creo que una vez la has sentido la temes para siempre.
Como yo, cada uno podrá leer en estos versos su propio viaje, su particular camino y darle a lo conseguido su personal significado.

 


Cuando emprendas el regreso a Itaca,
ruega que el camino sea largo, 
lleno de aventuras, de conocimiento.
A los Lestrigones y los Cíclopes, 
al irritado Poseidón, no les temas;
no hallarás tales cosas en tu camino 
si tu pensamiento es elevado, si una sublime 
emoción embarga tu espíritu y tu cuerpo. 
A los Lestrigones y los Cíclopes,
al feroz Poseidón, no los encontrarás 
si no los llevas en tu alma,
 si tu alma no los pone ante ti. 

 Ruega que el camino sea largo.
Que sean muchas las mañanas estivales 
en que lleno de placer y alegría 
entres a puertos vistos por primera vez; 
detente en los mercados fenicios
y adquiere hermosas mercancías,
nácar y coral, ámbar y ébano, 
y toda clase de perfumes voluptuosos, 
todos los perfumes voluptuosos que puedas;
visita muchas ciudades egipcias
para aprender más y más de los sabios.

Ten siempre en tu mente a Ítaca.
Tu meta es llegar allí. 
Pero no apresures de ninguna manera el viaje. 
Mejor que dure muchos años, 
y viejo ya ancles en la isla, 
rico con cuanto ganaste en el camino, 
sin esperar que Ítaca te dé riquezas.
Ítaca te dio el hermoso viaje. 
Sin ella no hubieras salido al camino. 
Pero ya no tiene nada para darte. 
Y si la encuentras pobre, Ítaca no te ha engañado. 
Tan sabio como has llegado a ser, con tanta experiencia, 
ya habrás comprendido qué significan las Ítacas.

Konstantinos Kavafis - Ítaca  Traducción de Miguel Castillo.

 

miércoles, 3 de octubre de 2012

Las palabras, el idioma, los dialectos y un horizonte de esperanza

Para este blog he acudido a personas a las que admiro, comunicadores, escritores, poetas y pensadores. No sé cuantos y cuales acudirán a mi llamada y de mi entorno más cercano a las personas con las que he compartido desde hace años  pensamientos y reflexiones. Personas generosas con sus razonamientos con las que he crecido y me he enriquecido.  Aunque no viajemos en el mismo tren, tenemos las mismas aspiraciones: no pasar por la vida  de puntillas, aprender a convertir las sensaciones en sentimientos y aprender a verbalizarlo, a compartirlo.


"Zan" era apenas una cría cuando un día entró en un vagón de mi vida sin permiso y se quedó para siempre, no nos vemos ni nos hablamos pero nos “sabemos ahí”. Ella es lo que yo interpreto por mujer luminosa, de sonrisa y mirada maravillosas.
Para ella cualquier proyecto que se le ocurra es viable, lo persigue y lo consigue, además transmite optimismo y alegría a un futuro que, por más incierto que lo veas, ella se las ingenia para subrayar las promesas de mejoría y con sus palabras convencerte que es posible convertir esas promesas en metas alcanzables.

Las palabras, el idioma, los dialectos y un horizonte de esperanza 

(Ilustraciones de Ana Rey http://www.elbookdeanarey.com/)


"Incomunicados"Ana Rey 
Anoche elucubrando, entre sartenes y cenas, pensé que el motivo del blog era muy interesante, pero no ha sido hasta esta mañana cuando, desde la tranquilidad del silencio y el tiempo, he podido darme cuenta de las connotaciones que puede llegar a tener. 
Sin caer en lo obvio de que haya un motivo o suceso lo suficientemente doloroso como para dejar de hablarse, tanto por una de las partes, como por ambas, los motivos de que se difuminen en el camino las palabras suficientes, para hacernos saber, que seguimos latentes para el otro, pueden ser muchos.
Hay varias formas de vivir y hacer sentir a los demás y recíprocamente ellos a nosotros. Supongo que no  queremos, ni nos relacionamos, e incluso ni nos comunicamos de la misma manera con un hijo, que con una pareja,  un padre,  un amigo, un compañero de trabajo,  un conocido, un vecino, un cliente, etc.
El tiempo que disponemos para estar con ellos también predispone positivamente al acercamiento, pero negativamente a los roces, por el desgaste del tiempo.
No es lo mismo una pareja con la que compartes tu vida 24 horas al día, que un amigo que se ha marchado a Australia a emprender nuevos retos.
http://www.elbookdeanarey.com/?portfolio=incomunicados
 Aunque, a priori, podríamos pensar que vamos a tener más comunicación con nuestra pareja (que sería lo normal), en ocasiones, no es extraño darnos cuenta de que ese "desgaste diario" y el conocimiento absoluto del compañero, pueda hacernos sentir que sabemos perfectamente cómo se encuentra el otro, sin tener ni si quiera que preguntar, sin darnos cuenta de que vamos olvidando hasta el lenguaje no verbal, desaprendiendo esa necesidad vital de comunicación y abasteciendo el tanque de la desidia y dejando en reserva el amor, sin percatarnos desde cuando lleva parpadeando la luz de aviso.
 Podría ser que uno deja de hablar, cuando tienes la sensación de que a lo largo del camino aprendimos a hablar diferentes idiomas y la lengua común con la que nos comunicábamos, ha pasado a ser un dialecto en desuso, cuando lo suscitado no tiene respuesta, cuando empiezas a creer que ya no importa lo suficiente lo que has intentado transmitir desde hace tiempo, sin reacción alguna por la otra parte.
http://www.elbookdeanarey.com/?portfolio=incomunicados
 Puedes llegar a sentir que las inquietudes comunes son parte del pasado y  ser consciente de que el presente no te aporta las fuerzas para poder hacer entender al otro que estas mal, que te has perdido y necesitas encontrarte de nuevo, que quieres volver a sentir que las palabras hacen efecto porque de nuevo tienen sentido para los dos. 
Cuando intentas una y otra vez decirle al otro que estas ahí, pero los intentos caen en saco roto, inequívocamente, llegará un momento en el que las palabras necesarias para el entendimiento se desvanecerán para siempre en el abismo del tiempo del silencio.
http://www.elbookdeanarey.com/?portfolio=incomunicados

No quiero con esto dar por sentado que las adversidades como la monotonía o la rutina, sean las culpables certeras de algunas faltas de comunicación, pero ayudan y mucho.
Ciertamente hay veces que sucede el caso contrario, o sea, que el hecho de convivir mucho con otra persona favorezca la comunicación. Por ejemplo, con los compañeros de trabajo pasamos más horas que con el resto de nuestra familia o amigos, y eso hace que la intensidad de la comunicación haga que pasen a ser algo más que lo que hasta ahora habían sido en nuestra "escala de compañeros de viaje".


http://www.elbookdeanarey.com/?portfolio=incomunicados

 Debemos de tener en cuenta que la falta de comunicación, en ocasiones, puede generar tal distancia en la relación, que poco a poco olvidamos lo que fuimos y solo sentimos lo que ya no somos para el otro. Ese "desdén"  puede ir acompañado de la tristeza incluso de pensar que has podido hacer algo que le haya dolido al otro, del desaliento del pensamiento de que ya no te necesitan como antes, y ese sentimiento retroalimenta (como el refrán: el uno por el otro, la casa sin barrer) la falta de comunicación, generando la distancia y lejanía, quizás muchas veces, ni siquiera deseada por ninguna de las partes.
Otros factores que pueden contribuir a esto, pueden ser, el ritmo de vida, el trabajo, la pareja, la familia, los hijos, los amigos, hasta el crecimiento personal, que irán marcando las diferentes bifurcaciones, senderos o caminos del trayecto.

 Habrá etapas en las que la comunicación fluida hasta ese momento, cueste más que antes, e incluso que no la haya en grandes espacios de tiempo, pero de pronto levantas el teléfono y te das cuenta de que no importa la distancia, ni el tiempo, porque sientes que el feeling, la alegría, la empatía, el cariño, el respeto, la inquietud, el apoyo y un sin fin de más cosas, siguen estando ahí.
Sin haber un motivo "mayor", creo firmemente que ni la distancia, ni el tiempo, ni las circunstancias, puedan hacernos olvidar lo compartido con el otro y que en la amistad no hay "velocidad crucero", porque aunque la vida nos haga coger medios de transporte diferentes,  siempre hay algo en común, el cariño, para mandar una postal de vez en cuando donde le recuerdes al otro que una parte de ti está con él.
Las personas somos como los barcos al zarpar, que aun desapareciendo en el horizonte y aunque ya no los veas, sabes que en algún lugar del horizonte, siempre seguirán estando. 

Gracias "Zan" por formar parte de este viaje.

martes, 2 de octubre de 2012

Francesc Puertas. Por qué dejamos de hablarnos


Francesc puertas Vidal es, además de un gran comunicador y conferenciante, el escritor del libro que ahora mismo estoy leyendo El Sostén, mitos y leyendas... y manual de uso  que vio la luz el 26 del pasado mes de septiembre, publicado por la Editorial Arcopress.




Su libro, por la originalidad de su temática y por la asombrosa revelación que en él hace de que 7 de cada 9 mujeres desconoce su talla exacta de sujetador -con las consecuencias para la salud que de esto puede derivarse-, hace que,lo que al principio puede parecernos un tema frívolo, acabe siendo además de interesante, aleccionador para todos y ha suscitado la curiosidad y el interés de numerosos medios de comunicación,prensa,radio y televisión.
http://sosten.blogspot.com.es/ 


Pero no es por su libro y su temática (tan importante para mi trabajo) por lo que me decidí a pedirle que visitara este blog -y yendo más allá le invité a colaborar en él-sino por sus artículos publicados en alguno de sus blogs con los cuales ya cuenta más de 200.000 visitantes. 
(http://francescpuertas.blogspot.com.es/)
Con sus publicaciones siempre consigue  hacerme meditar.E"El séptimo sombrero" -por ejemplo-, habla de cosas que todos sabemos pero ignoramos, a veces delata pensamientos que andaban ocultos por la trastienda y siempre de manera directa señala hacia el mismo sitio: el valor de las personas, la importancia de los valoresEn su último post, escribe:

"No hay ninguna duda que, si no se intenta (al menos eso) no avanzaremos ni un ápice en el camino correcto para llegar al destino que nos proponemos. […]
No hay nada en manos de la fortuna, si nosotros no le echamos una mano".
Y él me la ha echado a mí en mi nuevo camino enviándome esta su reflexión de Por qué nos dejamos de hablar.Son las palabras de un experto comunicador reflexionando sobre la incomunicación.

 Por qué dejamos de hablarnos


Incomunicación
Es difícil explicar los porqués de muchas cosas, sin caer fácilmente en ese hoyo profundo en el que no sabes cuán hondo es, ni tan solo cómo será el fondo, ni si encontrarás obstáculos o las paredes te rozarán en la caída.

Los miedos invaden de infortunios tu cabeza y es complejo tener claras las visiones, para entrar en aventuras que replanteen las cosas que tu ya has dado por resueltas o archivadas, aunque no recuerdes por qué llegaste a cargarte de razones para darlas por conclusas.

Es fatigoso buscar de nuevo caminos, desbrozarlos y ponerlos en orden suficiente, para que sin olvidar nada de lo que haya sucedido, pases página y renueves lazos con quien resulta difícil volverlos a tener.

Aunque a veces, a pesar de tener cielos despejados, temperaturas excelentes y caminos libres de obstáculos, sin saber el motivo, descubres que la distancia y el tiempo sin comunicarnos, han convertido el camino entre uno y otro en lejanos trayectos que si lo intentas y los transitas no son ni tan lejanos ni tan difíciles.

Hay muchos supuestos, tortuosos recorridos (o no), largas distancias (o no), que impiden que nuestros pasos transiten sin temores, tan solo porque los miedos nos paralizan, escondidos de falsas resistencias fruto de temores infundados (o no), o de miedos enfundados de dudas.

¿Por qué dejamos de hablarnos?... no sé. Es probable que la razón tenga razones nada razonables que nos hagan perder la razón. 

(Para el blog de Mercedes Moya)
Publicado también en http://elviuviu.blogspot.com. (2 de octubre de 2012)



lunes, 1 de octubre de 2012

Cartas desde el tren






Mi querida Mer:
Me dejas atónita con tu explosión de creatividad y de proyectos. Y mi asombro no nace en la creencia de no verte capaz de tanta actividad creadora, si no en la sensación de que soy yo la que no llego a alcanzar ese ritmo que estás imprimiendo al navegar por las aguas que ahora surcas. 
  
No he sabido muy bien cómo introducir un comentario, por eso he preferido escribirte directamente al correo electrónico, si quieres puedes pasar directamente todo ésto al blog.  Lo estoy escribiendo con intención literaria. Sobre el tema específico al que se refiere el blog, a estas horas de la noche, lo que me viene a la memoria es que a lo largo de mi vida me he esmerado en no perder de vista a las personas con las que de alguna manera me he relacionado. Son pocas a las que, habiéndome acercado especialmente, les haya perdido la pista. En cualquier caso hay dos circunstancias que sí me gustaría reseñar:
Una es la imagen de un camino que se bifurca, contundentemente; cada ramal continúa por paisajes diferentes, casi opuestos. Uno continúa a la vista y el otro, tras dibujar una curva, se pierde para siempre.  Es la imagen de la separación por el motivo más real y menos voluntario, un ramal sigue en el paisaje de la vida y el otro queda oculto tras la muerte, la separación de la persona con la que estabas compartiendo el camino y que, de alguna manera, se va.   

Otra es la imagen inversa; caminos que se separaron hace tiempo, y que creías no volverían a unirse, reaparecen en el horizonte y se fusionan o se cruzan de nuevo. Lo más llamativo y fuerte de esta imagen es que la reaparición no ha sido casual, si  no que ha sido deseada, pedida, buscada sin ser buscada, y encontrada por fín, como obrándose un milagro, en el que nosotros hemos actuado siendo pequeños dioses. La experiencia de comprobar esa especie de sintonía universal, de campo en el que todo se conecta y está al alcance de nuestra simple apertura a su dimensión, es algo tan potente que, a veces, asusta. Y no sé qué me da más miedo: que sea verdad o que sea mentira.



Mi querida Mer, compañera de camino, espero que esta reseña te sea útil en el proyecto blog-uil que ahora empiezas. Ya sabes que lo compartiré contigo con todo mi cariño y de la manera en la que tú prefieras. Para firmar mi colaboración puedes poner el pseudónimo de "hormiga".


Gracias a ti, mi querida hormiguita, muchas gracias por tus palabras y por estar aquí.